Las desinformación en momentos de caos y crisis generan pánico en la sociedad, cuando lo que se necesita es mantener la calma.
Siempre existieron noticias falsas, pero con el surgimiento de las tecnologías, internet y en especial
de las redes sociales, empezaron a llegar con mayor rapidez. Como plantea Ricardo Gandour, profesor de periodismo de la Universidad de Sussex (Reino Unido), “La desinformación ha existido siempre, a partir del momento en que se cobró conciencia de la influencia de los medios en la opinión pública. En cambio, sí que es nuevo y realmente preocupante el hecho de que la desinformación se propague con una celeridad y amplitud inauditas por plataformas digitales como Google o Facebook. Las informaciones falsas han transformado el periodismo, ya que le plantean un serio desafío en la medida en que no siempre resulta
evidente distinguir lo que hay en ellas de verdadero y falso.”
Las
noticias falsas sobre el coronavirus y la cuarentena recorren el país y el mundo entero. Desde supuestas curas, remedios caseros, “tips” de profesionales y hasta medidas del gobierno son difundidas por las redes sociales, principalmente
por cadenas de difusión por WhatsApp.
Con el encierro mundial por causa del virus, las personas encontraron la manera de seguir en contacto gracias a las redes sociales, video llamadas, internet y demás tecnologías.
Por un lado, pueden ser de gran compañía para los que pasan la cuarentena solos, para seguir trabajando o estudiando, pero también son la principal fuente del
miedo y el pánico. Es mayor la paranoia que generaron las
redes sociales que el propio COVID-19.
Las redes sociales permiten que los usuarios sean productores y consumidores de contenidos a la vez, y a causa de esto, han facilitado la difusión de información falsa o inventada.
A
través de una encuesta online, pudimos observar que el 100% de las personas encuestadas de diversas edad, desde jóvenes hasta adultos mayores, recibieron información sobre el coronavirus a través de alguna red social. La gran
mayoría fue por WhatsApp. Tan solo el 20% afirmo que esa información que les llegó era de fuentes oficiales, mientras que un 30% sabía que no lo era y un 50% respondió que no sabía si lo que les había llegado era verdadero
o falso. A pesar de estos porcentajes, el 70% respondió que compartió la información que
les llegaba porque venía de gente cercana a ellos, confiando que por esta razón era real la información, sin comprobar por ninguna
otra fuente si era así o no.
Es importante verificar las fuentes que tiene la noticia, buscar en internet sobre la información que te llego para ver si otros medios también hablaron de eso y lo más importantes para casos
como el coronavirus, recurrir a los medios oficiales del gobierno y de la Organización Mundial de la Salud para verificar
que hayan confirmado o negado esa información.
La jefa de Ciencias del Comportamiento de la
Unidad de Datos
Abiertos del Foreign Office (la cancillería británica), Lizzie Mckee, compartió en una entrevista una especie de “manual” para no caer en las noticias falsas. Ella expreso
que “hay que chequear la credibilidad de la fuente. Más que confiar en lo que vemos, pensar en si confiamos en el mensajero, si es reputado. ¿Hemos oído antes de ese medio? Si hemos oído de él, ¿era un medio realmente confiable?
¿Cuándo
lo escuchaste? ¿Te llegó de un amigo de un amigo de un amigo? ¿Viste algo en Facebook la semana pasada y eso hizo que lo creyeras la segunda vez?
Hay una obligación de preguntarse por qué algo me suena familiar. Se puede
googlear esa información, ver si la podemos corroborar con otra fuente y chequear con uno mismo si elegimos creer en algo sólo porque coincide con lo que pensamos. Mucho del poder de las "fake news" es porque todos sufrimos
del sesgo de la confirmación y buscamos cosas que sustenten lo que ya creemos. Por eso tenemos que estar listos para desafiar nuestro punto de vista y estar más abiertos a las visiones alternativas que nos ayudan a crear un
mejor
ambiente para resistir la desinformación”.
No solo es importante verificar las fuentes de las informaciones que llegan a través de las redes sociales, si no también frenar su difusión. Es necesario frenar la divulgación
de noticias falsas en momentos como los que vive el mundo hoy, que son muy pocos comunes, que debemos informarnos constantemente para tomar las precauciones necesarias, porque lo único que se logra es que las personas entren
en pánico y hagan, tal vez, todo lo contrario de lo que deberían. Como por ejemplo, entrar en pánico al leer una noticia que te mandan, desesperarse y reenviarla a todos sus conocidos para que tengan precaución. Pero si la
noticia era falsa, lo único que hacen es
desesperar a más personas.
Como las noticias falsas se difunden miles de veces en cuestión de segundos, Instagram y Facebook, anunciaron que iban a dejar de mostrar en el buscador
noticias sobre el Covid-19 que no fueran de cuentas de organizaciones de salud verificadas y creíbles. Instagram ofreció anuncios gratuitos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), para que los usuarios no estén mal informados.
En
la página oficial del gobierno de la nación hay una sección donde se encuentra toda la información necesaria para saber sobre el Covid-19. Desde cuidados,
síntomas, la duración de la cuarentena, hasta preguntas y dudas frecuentes
que puedan surgir.
Entre las preguntas frecuentes que se plantea en la página del gobierno, se pregunta ¿Dónde puedo consultar información
actualizada y veraz sobre el COVID-19? Explicando que a partir de toda
la desinformación que recorre el internet, lo mejor que se puede hacer es buscar información en las cuentas de redes sociales del Ministerio de Salud de la República Argentina, de las Organización Mundial de la salud o de la
Organización Panamericana de la salud.
La página del Estado Nacional, deriva a sus lectores a buscar información al sitio web de telam, que tiene una sección llamada “confía”, en la que te brinda todo tipo de información
real, actualizada, oficial y autorizada por expertos.
La gente “confía” en las difusiones que llegan por redes sociales como WhatsApp, porque un tío, vecino, amigo, compañero de trabajo mandó esa cadena y como
muchas veces ese mensaje viene con el nombre de alguna institución o especialista sobre el tema, lo siguen compartiendo
y transmitiendo a otras personas creyendo que están mandando información verídica y oficial, cuando
en realidad solo están desinformando a las personas con lo que realmente está pasando.
En situaciones como la que está viviendo el mundo con el coronavirus, es importante que toda la información que llegue sea verificada.
Se pueden buscar fuentes locales y consultar si es información real o no, si eso ocurre en la localidad y si fuentes oficiales como el gobierno avisaron de eso. Por ejemplo, fuentes de especialistas, como los médicos, que viven
y enfrentan el virus todos los días son quienes pueden proveer información crucial, y real.
El difundir información por las redes sociales no ayuda a que la gente tome más conciencia sobre lo que está pasando. Lo único
que generan es un doble trabajo para las organizaciones de la salud, gobierno e instituciones que intentan frenar la pandemia, porque no solo tienen que hacer que la gente cumpla con la cuarentena, sino que también tienen que
estar constantemente aclarando que cosas están bien y que no hacer.
La sociedad tiene que tratar de mantener la tranquilidad, porque las noticias no oficiales que circulan generan todo lo contrario. Hacen que las personas
se alteren, entren en pánico, estén paranoicas y hasta terminen haciendo todo lo opuesto de lo que realmente hay que hacer, como por ejemplo ir al médico porque creen que tienen síntomas porque escucharon que si respiraban
en un supermercado podrían contraer el virus.
La cura hasta el momento, oficial y real, es cumplir la cuarentena. Quedarse en casa es la única forma de combatirlo, lo demás es falso.